Capítulo 25: Cortinas de humo

Segunda temporada

Advertencia: ESTO ES FICCIÓN

Esta es una sátira sobre las relaciones de poder en Colombia, escrita en forma de novela. Y así como algunas películas advierten que su trama está «basada en hechos reales», esta es una novela basada en hechos actuales. En otras palabras: no se confunda. «La candidata presidencial» es una caricatura de la realidad, una parodia, un ejercicio de opinión y de imaginación del autor. Yo lo llamo ficción coyuntural.

Viernes 15 de abril de 2022

El Viernes Santo, el día de la crucifixión de Jesús, el más violento y cruel del relato bíblico, suele ser una jornada apacible en medio de la campaña presidencial colombiana. Candidatos y asesores se dan unas últimas horas de tregua para entregarse al descanso, escenificando la calma que antecede la tormenta.

Esta vez, sin embargo, la tormenta se adelantó y los principales colaboradores de Gustavo Petro pasaron la Semana Santa atareados y trasnochados. Desde el lunes —cuando se les empezaron a desbaratar sus planes de descanso— estaban explicando algo que, en la medida que más se justificaba, se hacía más incomprensible: que el hermano de Gustavo Petro estuvo en una cárcel reunido con políticos torcidos y asesinos, sí, pero no a título de la campaña, no, aunque sí hablando de una propuesta del candidato —la del «perdón social», sí—, pero nunca de rebaja de penas, no; que los presos recibieron una propuesta de aparente «perdón y olvido», sí, aunque no era de autoría de nadie del Pacto Histórico, no.

—¡Nos tienen asediados, no joda! —exclamó el senador Armando Benedetti en la sala de reuniones de su oficina de Chapinero, en Bogotá—. ¿Y qué tal esa vaina de Marquitos Figueroa? No se lo cree nadie que ese delincuente nos esté apoyando.

—Bueno… Ya estamos reaccionando como se debe a todo eso —dijo Alfonso Prada, recién nombrado jefe de debate de la campaña de Petro—. Noticias UNO ya tiene la información que recogimos y me dicen que la trabajan para la emisión de mañana. Parece que encontraron información adicional que publican esta misma noche.

Benedetti miró la hora. Eran las 7:01 p. m.

—La entrevista con Coronell es ya, ¿o no?

Buscó en su teléfono celular la transmisión por YouTube y la reprodujo por unos segundos: «Hoy, Gustavo Petro nos quiere explicar una expresión popular que está instalada en Colombia y que se llama “dar papaya”», arrancó diciendo Daniel Coronell sobre la entrevista.

La Candidata, presente en la reunión, contrajo el rostro con desagrado.

—¿Así o más generoso? —planteó la mujer—. Coronell de una vez arranca la entrevista asumiendo que Petro «dio papaya». Como quien dice: «Pobrecito Petro, se aprovecharon de su falta de maldad»… Esperaba un poquito más de escepticismo.

Benedetti la miró confundido.

—O sea… ¿Coronell trata bien a Petro y a ti no te gusta?

—Me gusta que esté alineado con nosotros, pero me disgusta que se le note. Lo mismo me pasa con María Jimena Duzán. Ella es importantísima para nuestra estrategia de documentar que el establecimiento conspira contra Petro, pero preferiría que disimulara más su afinidad.

—Lo que importa es que nos defiendan —apuntó Alfonso Prada.

—No —refutó la Candidata—. Lo realmente importante es que los periodistas nos respeten; que lo piensen dos veces antes de publicar algo en contra de nosotros.

A Prada le sonó amenazante. A Benedetti, con más estómago en la política electoral, le pareció un poco perturbador.

—Y, según tú, ¿eso cómo se hace? —preguntó el senador con algo de ironía—. ¿Cómo se supone que uno hace para que se lo piensen dos veces antes de publicar algo que nos afecte?

—Pues justamente de eso venía a hablarles hoy, señores… Vamos a darles razones a los periodistas para que desconfíen de la información que les llega en contra de Petro. Y para eso, el primer paso es darle vuelo a una idea muy sencilla: que J. J. Rendón ha vuelto, que el rey de la propaganda negra y la rumorología está metido de lleno en esta guerra sucia. Hay que dejar esa duda en el aire; hay que ponerla a rodar en donde sea.

A Prada le gustó la idea. A Benedetti también, pero sintió que se quedaba corta:

—¿Y después qué? —cuestionó el congresista.

—Después… viene lo más importante —respondió la Candidata—: hacemos que un medio de comunicación la cague… la cague muy feo, para que se den cuenta de que es en serio que les toca tener cuidado con nosotros.

—¿Y tú vas a hacer que un medio de comunicación la cague bien feo? —dudó Benedetti—. Te quiero ver. Tremenda cortina de humo.

—No va a ser la única cortina de humo —se jactó la mujer—. Les tengo otra, que no es menor… Eso de la participación en política del presidente o del fiscal se va a quedar en pañales cuando les cuente hasta dónde vamos a llevar el tema.

***

Miércoles 20 de abril de 2022

María Paula Correa, la jefa de gabinete del Gobierno de Iván Duque, cerró los ojos. Sintió cómo la brisa elevaba algunos de sus cabellos, le acariciaba los pómulos y producía pequeños remolinos de viento en sus oídos. Eran las 10 y 42 de la noche. Estaba en el balcón de la habitación que le habían asignado para pernoctar en la isla de San Andrés. En menos de cinco horas debía estar lista de nuevo para arrancar el día. Allí, a las 3 de la madrugada, el Gobierno escucharía la decisión de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la demanda que presentó Nicaragua contra Colombia, por violar su soberanía en el mar Caribe.

Tomó aire y al fin decidió devolver la llamada que había prometido.

—No esperaba menos de ti —saludó la Candidata, al otro lado de la línea—. Si me llamaras más temprano pensaría que no tienes suficiente trabajo.

—Y eso que hoy «me rindió» —bromeó María Paula—. A veces toca a la medianoche.

—Pues me alegra. Hace mucho quería hablar contigo. Varias veces me sentí tentada a proponerte que nos viéramos un domingo, pero yo sé que la palabra «domingo» no existe en tu presente.

—Ni «domingo» ni «fin de semana».

Se habían conocido en 2006, trabajando en la reelección de Álvaro Uribe. María Paula siempre admiró a mujeres con voz de mando en un mundo especialmente machista y misógino como es el de la política. De eso hablaron durante los primeros minutos: del poder, de los hombres, del sexismo.

—¿Cómo vas en medio de tanta testosterona? —preguntó la Candidata.

—Meh… Navegándola… Tú sabes cómo es…

—Vi tu tuit de esta tarde. Por eso me animé a escribirte. Me sentí muy identificada.

—¿Cuál tuit?

—Ese en el que citas a la primera ministra de Nueva Zelanda.

—Ah, sí —recordó la jefa de gabinete—, sobre el liderazgo… 

—Le hacen falta más María Paulas a la política, para aportar lo que nadie más aporta, para pensar diferente. Los hombres no saben de eso; no saben pensar diferente. Mira lo que pasó hoy: Petro insultó a los militares, ¿cierto?, diciendo que hay generales en la nómina del «clan del golfo»

—Sí, ahí está pintado… No le hemos contestado por pura falta de tiempo…

—Y lo que sea que contesten es perfectamente predecible. O sale el presidente a contraatacarlo y a darle juego, como pasó con las pensiones, o sale el ministro a decirle embustero, como pasó con el operativo en Putumayo. Y al final esto se vuelve lo de siempre: una pelea entre políticos, el uno presidente, el otro ministro y el otro candidato. A eso me refiero con que los hombres, en general, no saben pensar diferente. Estoy segura, María Paula, de que a ti y a mí se nos ocurriría algo mucho mejor. De entrada te digo que yo sí pondría a hablar a alguien con toda la legitimidad del mundo para referirse al tema, pero no a otro político que le siga haciendo el juego a Petro.

—¿A quién pondrías a hablar tú?

—A la cúpula militar… Ellos tienen el deber moral de defender a su gente. ¿Cómo es que Petro dice que hay un grupo de generales narcotraficantes y el alto mando se queda callado? Es una acusación muy seria. Y si alguien tiene la obligación de defender a sus oficiales, y a la institución, son los máximos comandantes. No los pueden acusar después de participar en política por responderle como se debe a un irresponsable como Petro.

María Paula se quedó meditándolo.

—Curioso que me estés diciendo esto, porque aquí están todos en San Andrés —dijo la funcionaria.

—¿Todos quiénes? —preguntó la Candidata, sabiendo perfectamente a qué se refería.

—Pues está la cúpula militar… el presidente, el ministro… Me provoca poner el tema sobre la mesa.

—Bueno… Eso es lo que tú haces, ¿no? Aportar lo que nadie más aporta, a ver si ayudas a esos hombres a pensar diferente…

***

Jueves 21 de abril de 2022

Maya Restrepo era el orgullo de su familia. Cada vez que hacía un informe para Noticias Caracol avisaba a sus más cercanos en Colombia para que la vieran. ¿Qué podía salir mal en la vida de Mayita?, una caleña optimista que disfrutaba de un sueño hecho realidad: el sueño de vivir en España. Mejor aún, vivía en Madrid de su trabajo como reportera de la «Alianza Informativa Latinoamericana», un invento de Caracol Televisión para reducir costos en cubrimientos noticiosos internacionales, junto a otras 21 cadenas de habla hispana. 

Todo le salía a pedir de boca. Muchas veces ni siquiera tenía que esforzarse por buscar a sus fuentes de información. Contaba con tan buena suerte que las fuentes de información la buscaban a ella.

Eso le pasó con Germán, el jefe de prensa de la Corte Suprema de Justicia de Colombia, quien cinco días atrás apareció de la nada, por WhatsApp, y se presentó para decirle que estaba contactando a los periodistas en Madrid, específicamente a aquellos interesados en cubrir la diligencia que haría la magistrada colombiana Cristina Lombana. Estaba previsto que dicha magistrada viajara a recoger el testimonio de Hugo «el Pollo» Carvajal, el general chavista detenido en Madrid, quien dijo tener información sobre la financiación del régimen venezolano a Gustavo Petro.

—El pollo declaró ya!!! —chateó Germán—. Al final la audiencia fue virtual. Ya te digo qué pasó.

—Buenísimo German!!!! —contestó Maya—. Mil gracias!!!! Quedo pendiente!!!

En realidad, quien le estaba escribiendo a la periodista era Nicolás Ulloa. El asesor de la Candidata procedió a enviarle detalles adicionales sobre la audiencia que no había ocurrido y finalizó así su papel de suplantador. Sacó la tarjeta SIM del celular y la botó en la papelera del estudio de la Candidata. Lorena Agudelo miró su reloj de pulsera:

—Son las 11:30… Mayita tiene algo más de una hora para darse cuenta de que no hubo audiencia, o sea… antes de que salga al aire en la emisión del mediodía.

Nicolás negó con la cabeza, confiado.

—Los únicos que a esta hora saben que se aplazó la audiencia son el abogado de Petro, que fue el que nos contó a nosotros, y la magistrada Lombana… A menos que Mayita se comunique con ella o con el verdadero jefe de prensa de la Corte, yo diría que vamos a conseguir que la caguen MUY feo.

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