Capítulo 38: «Porque usted es negra»

Segunda temporada

Tomada de la cuenta de Instagram de Francia Márquez.

Advertencia: ESTO ES FICCIÓN

Esta es una sátira sobre las relaciones de poder en Colombia, escrita en forma de novela. Y así como algunas películas advierten que su trama está «basada en hechos reales», esta es una novela basada en hechos actuales. En otras palabras: no se confunda. «La candidata presidencial» es una caricatura de la realidad, una parodia, un ejercicio de opinión y de imaginación del autor. Yo lo llamo ficción coyuntural.

Martes 9 de mayo de 2023

Lorena Agudelo avisó que se acercaba al despacho de la vicepresidenta Francia Márquez, haciendo sonar sus tacones Jimmy Choo de 65 milímetros y 925 dólares. La mitad de las mujeres de la oficina había declarado su amor por aquellos zapatos de cuero de metal líquido y correa de perlas blancas. Parecían las zapatillas de una Cenicienta moderna, feminista y empoderada.

—¿Está con alguien? —preguntó Lorena a la asistente que hacía guardia en la entrada del despacho.

—Está con Tatiana.

Lorena cerró los ojos y tomó aire para darse ímpetu. Se acomodó el «blazer» sin necesidad. Le dio dos golpes a la puerta y entró sin esperar respuesta. Con la perilla en la mano hizo una exigencia:

—Necesito cinco minutos a solas… Cinco minutos —repitió.

Tatiana Olmedo, secretaria privada de Francia Márquez, miró a su jefa en espera de una reacción. La Vicepresidenta, que no llegó a semejante cargo diciéndole «sí» a todo, cuestionó el sentido de urgencia:

—¿Tiene que ser ya, ya?

Lorena respondió con seriedad.

—Es muy importante.

Francia, inquieta, accedió con un gesto. Tatiana salió con su computador portátil en brazos. Lorena cerró la puerta y repasó sus palabras en la cabeza antes de empezar a hablar.

—Vice…, acabo de leer lo que usted le respondió a un periodista: que no tiene nada que aclarar sobre el viaje a África.

Francia levantó los hombros. Con ese movimiento quiso decir, literalmente: «Pues sí».

—Es una gran equivocación… —advirtió Lorena—. Usted sí tiene que dar explicaciones.

La vicepresidenta arrugó los ojos. Se sintió desafiada.

—Pues no estoy de acuerdo… ¿Cómo así que yo tengo que responder a una pregunta que nunca le hicieron a otro vicepresidente en la historia de este país? ¿Cómo así que yo tengo que justificar cuánto vale la gasolina del mismo avión oficial en el que otros han volado por décadas?

—Porque usted es negra —respondió Lorena sin matices—… Porque usted fue empleada de servicio.

Francia Márquez hizo un esfuerzo consciente para regular su respiración.

—Yo soy abogada… Y soy la vicepresidenta de este…

—Yo sé que usted es la vicepresidenta —interrumpió la estratega política—… Y sé que usted es abogada y, además, es una lideresa internacional de mucho peso…, pero también es verdad que usted fue empleada de servicio… y es mujer… y, tengo que insistir, es negra.

—¿Qué es lo que quiere decir con todo esto, Lorena?

—Quiero decir que la vara para usted es más alta que para cualquier otra persona que haya intentado gobernar este país. Quiero decir que usted lo tiene que hacer mejor, MUCHO MEJOR, que cualquier otro blanquito que monta en camioneta blindada. Y eso quiere decir que, además de señalar el hijueputa racismo y el hijueputa clasismo que hay en cada pregunta que le hacen, usted también está llamada a rendir cuentas y a ser 10 veces más ejemplar que los demás… ¿Eso es injusto? Pues claro que es injusto… Vargas Lleras, que es un asco de tipo, podría decir lo mismo que usted, «no tengo nada que aclarar», y a él no se le arma este escándalo. ¿Por qué? Porque es hombre, porque es blanco y porque tiene apellido de expresidente.

—Entonces, según usted, yo me tengo que aguantar…

—No, vice… Usted no se tiene que aguantar nada… Usted tiene que seguir haciendo lo que ha hecho toda la vida: aprovechar cada ataque que le hacen para seguir creciendo. Si una vieja ignorante le dice «simio», esa es una oportunidad. Si una cantante de mierda le dice «King Kong», esa es una oportunidad. Si opinadores fachos dicen que esta misión diplomática es un «safari» o si exigen saber cuánto vale ir a África cuando nunca han preguntado cuánto vale ir a Europa… TODO eso es una oportunidad.

Francia Márquez se quedó viéndola con una seriedad que más parecía contener sus ganas de llorar.

—Yo no tengo ni idea de lo doloroso que tiene que ser todo esto para usted —continuó Lorena—. Se lo juro. No tengo ni idea. Yo no soy negra ni he sido empleada de servicio… Pero sí sé que ahora, más que nunca, usted tiene la responsabilidad de usar su voz y su influencia para hablar frente a cada micrófono que le pongan por delante. Usted tiene el deber de desnudar, con sus palabras, a cada imbécil que esconde su racismo y su clasismo detrás de argumentos hipócritas.

***

Miércoles 24 de mayo de 2023

Francia Márquez terminó de responder al último de los periodistas. La jefa de prensa de la Vicepresidencia dio por terminado el evento, de 1 hora y 27 minutos, en el que hicieron balance de la gira por los países africanos. A Lorena, sentada en primera fila, se le veía orgullosa. Volteó para atrás, esperando encontrar a alguien tan contento como ella, pero solo vio reporteros indiferentes, preparándose cada uno para enviar sus informes, sabiendo que en cualquier caso no iban a cambiar el mundo. En una de las entradas del salón, sin embargo, se topó con una cara familiar. Nicolás Ulloa, su excompañero de trabajo, simuló a lo lejos un aplauso, en señal de felicitación. Lorena sonrió y con un ademán le pidió que la esperara.

Caminaron juntos hacia la plazoleta Luis Carlos Galán, un espacio a cielo abierto que queda justo entre la Presidencia y la Vicepresidencia; un sendero que conecta a los funcionarios de ambos mundos y que, a la vez, los mantiene a distancia.

—La sala estaba repleta de periodistas —destacó Nicolás—. No conozco el viaje de un vicepresidente que haya sido tan taquillero como este.

—Para que vea, mijito.

—¿Usted fue la que le filtró el viaje a María Isabel Rueda, hace como dos meses?

Lorena se aseguró de que nadie más viniera por el sendero antes de responder.

—Pues claro que fui yo. Usted sabe, Nico: la mejor manera de plantear una discusión nacional es armando un escándalo que dure días. Yo sabía que si filtrábamos el viaje, con suficiente anticipación, alguien iba a pegar el grito en el cielo. Y vea que el «timing» fue perfecto… A tres días del viaje, el petardo de Hernán Cadavid puso el tuit ese con el costo de la gasolina del avión. Desde ese momento el tema de conversación ha sido la gira y hemos podido hablar de todo: de clasismo, de racismo, de nuestra conexión con África… Hasta pusimos a hablar a la gente sobre Yerney. ¿Sí vio? Qué predecibles son en este país de doble moral: dizque indignados porque la vicepresidenta viaja con el novio. ¿A cuál presidente o vicepresidente han jodido por montar a la esposa en un viaje a Europa o Estados Unidos?

—Y lo de la amiga de la vice, la que vende maquillaje para mujeres afro…, ¿también lo movió usted?

Lorena asintió.

—Yo le dije a Nohemy que publicara en redes todo lo que quisiera del viaje, sabiendo que alguien iba a armar un tierrero, pero sabiendo también que eso le iba a dar más exposición a ella. En Blu tuvieron toda una conversación sobre cómo las mujeres negras no encuentran cosméticos para su color de piel. En fin… Yo estoy muy contenta. La W terminó defendiendo el viaje, «El Espectador» sacó un editorial espectacular, «El País» sale mañana con un informe que deja muy bien parada a la vice… ¿Sí vio que hasta Paloma Valencia salió a apoyarnos?… Increíble. Esa no la vi venir.

Nicolás sonrió con su amiga. Se quedó callado esperando a que ella decidiera si quería continuar alardeando.

—Bueno, le estoy contando demasiadas infidencias —jugueteó Lorena—. Cuidadito. No vayan a usar esto en mi contra: ni usted ni su jefa.

—La jefa tiene muy claro que si esta gira es un éxito es gracias a usted.

—¿Ah, sí? ¿Qué le dijo o qué? —preguntó Lorena queriendo que le acariciaran el ego.

—Me dijo que la quiere de vuelta en el equipo. Es posible que se abra una vacante por estos días, una posición muy apetecida, y quiere saber si le interesa.

Lorena resopló.

—Mire, Nico… Voy a ser muy honesta: no me interesa ni cinco trabajar con ella otra vez, pero sí me muero de ganas por saber el chisme. Cuente a ver.

Esta vez fue Nicolás quien revisó a su alrededor para constatar que nadie más escuchara.

—La jefa quiere sacar por la puerta de atrás a Laura Sarabia. Le gustaría poner ahí a alguien de más «confianza». O sea…, alguien que ojalá sea más leal a ella que al presidente.

Lorena quedó boquiabierta. Rápidamente ató algunos cabos.

—Por eso es que la han venido inflando, ¿cierto? —indagó ella—. ¿Cómo es que decía la jefa?… «Si vas a linchar a alguien…».

—«Si vas a orquestar un linchamiento mediático, asegúrate de linchar a alguien que sea medianamente conocido» —citó Nicolás.

—Con razón tanta exposición en medios —dijo Lorena, como si estuviera resolviendo un acertijo en su cabeza—. ¿Cuántas entrevistas y perfiles le han sacado a Laura en los últimos días?

Nicolás, que se sabía de memoria el listado, enumeró con los dedos de las manos.

—A finales de abril, entrevista en W Radio y perfil en periódicos regionales; a principios de mayo, destacada como una de las «mujeres poderosas» de «Forbes»; a mediados de mes, perfil-entrevista en «El Colombiano» y perfil en «La Silla Vacía»; y el domingo pasado, perfil-entrevista en «El Tiempo», columna de María Isabel Rueda sobre «La zarina» y perfil-entrevista en «El País».

Un funcionario de la Presidencia apareció en el sendero, de camino a la Vicepresidencia. Lorena y Nicolás guardaron silencio hasta quedar otra vez a solas.

—¿Qué le van a hacer a Laura? —preguntó ella.

Nicolás se animó a dar solo una pista.

—En el sótano del Galán hay una sala de polígrafos —dijo señalando el edificio de tres pisos junto a la plazoleta en la que conversaban—. De eso se va a hablar bastante en los próximos días.

***

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