Capítulo 24: Jefes de debate

Segunda temporada

Advertencia: ESTO ES FICCIÓN

Esta es una sátira sobre las relaciones de poder en Colombia, escrita en forma de novela. Y así como algunas películas advierten que su trama está «basada en hechos reales», esta es una novela basada en hechos actuales. En otras palabras: no se confunda. «La candidata presidencial» es una caricatura de la realidad, una parodia, un ejercicio de opinión y de imaginación del autor. Yo lo llamo ficción coyuntural.

Viernes 18 de marzo de 2022

La espalda encorvada de Santiago Montenegro parece llevar una carga más pesada que la Presidencia de Asofondos. Su postura jorobada evoca a Igor, el mayordomo del conde Pátula, aunque su altura recuerda más al monstruo de Frankenstein.

Se le notaba mucho la falta de sueño. Las últimas 96 horas las había dedicado a controvertir, en vano, las afirmaciones de Gustavo Petro sobre el sistema pensional. En un solo día habló en Blu Radio, dos veces, primero con Néstor Morales y luego con Camila Zuluaga. En la noche de ese mismo día llegó despelucado y exhausto a una inaguantable entrevista en vivo en «La República».

(Vea a Santiago Montenegro despelucado y exhausto en la siguiente entrevista inaguantable).

La más insufrible de todas sus apariciones fue la del jueves, en Noticias Caracol. Allí participó en un espacio de 33 minutos incomprensibles.

Llegado el viernes, Montenegro estaba en su oficina, no solo exhausto sino con cara de impotencia. Cada vez que los fondos privados de pensiones se ponían en el centro del debate, se disparaba el número de traslados, es decir, de personas que salían corriendo con su ahorro pensional al fondo público. En los últimos cinco años, más de 500 mil afiliados se habían llevado 40 billones de pesos de los privados a Colpensiones.

Eso, a pesar del enorme empeño que le ponían a estructurar argumentos serios y documentados. Daniel Wills, el vicepresidente técnico de Asofondos, había hecho su mejor esfuerzo por ser pedagógico en la burbuja de Twitter y en W Radio, pero sin lograr despojarse de su traje de economista inexplicable. Con Montenegro era aún peor. Estaba cargado de cifras que le daban la razón, pero carecía de ideas sencillas que le facilitaran ser persuasivo. Los académicos como ellos se obsesionan con ser exactos. Por eso, antes que caer en la imprecisión, prefieren sufrir de incomprensión.

—Es que el sistema de los fondos de pensiones no lo inventamos nosotros —dijo Montenegro—. Es una idea creada por unos pastores protestantes en Escocia, en 1741

A la Candidata le pareció caricaturesco que el presidente de Asofondos le dedicara un solo segundo a explicar que el sistema pensional tenía sus orígenes, con año exacto, en unos pastores protestantes escoceses.

—¿En serio? —preguntó ella con fingida curiosidad.

—Sí, claro —reafirmó el presidente de Asofondos, agradecido de que alguien manifestara interés en el tema—. Porque no falta el que dice que esto lo sacamos nosotros de un sombrero, para hacer más ricos a los ricos. No. Eso arrancó en Escocia y luego, un siglo y medio después, Bismarck creó en Alemania los sistemas de reparto, que es lo que aquí llamamos sistema de prima media […].

La Candidata no solía reírse a carcajadas. Y si algo le provocaba una sonrisa burlona, era capaz de esconderla por completo. Pero esta explicación con contexto histórico, citando al mismísimo Otto von Bismarck, hizo imposible que ella evitara reírseles en la cara.

—… Excúsenme… —dijo sin ser capaz de contener la risa burlona que bordeó la carcajada—. Por favor… Es que…

Montenegro y Wills se miraron sorprendidos. No estaban seguros de si reírse con ella o sentirse ofendidos.

—¿Dije algo chistoso? —cuestionó Montenegro.

La Candidata pidió un par de segundos haciendo una señal con la mano.

—Sí, Santiago —respondió al fin, todavía con los labios de oreja a oreja—. La verdad es que sí dijiste algo chistoso… Mira… Estamos aquí hablando de cómo enviar un mensaje más claro sobre este tema y tú cuentas la historia de unos pastores escoceses de mil setecientos «no sé cuánto» y de Bismarck y de Alemania… Ese es el problema: que por mucha pedagogía que ustedes intentan, siempre se les sale el académico. Por eso te pedí que nos viéramos. Te tengo un aprecio de vieja data y quiero ayudarlos a que salgan de este berenjenal… A ver… Está bien que ustedes hagan ese ejercicio de explicar con cifras y argumentos y… —volvió a reírse— con episodios históricos y hasta pasajes bíblicos, si quieren. Pero… les falta meterle política a este asunto.

—¿Política? —replicó Montenegro—. Si la política es la que nos tiene así, respondiéndole a un candidato irresponsable que desinforma y hace campaña con las pensiones.

La Candidata se explicó:

—Cuando hablo de meterle política, no me refiero a entrar al fango de la campaña. Estoy hablando de impactar esta discusión con hechos políticos. Daniel decía ahora que la plata de los fondos privados se invierte todo el tiempo en diferentes proyectos, ¿verdad? Y que eso les genera rentabilidad a los afiliados… Yo les pregunto: ¿No tienen una gran inversión que se pueda anunciar? ¿Algo con lo que se pueda hacer alharaca?

Los académicos se miraron entre sí.

—No —dijo Wills—. Nada nuevo en el corto plazo…

—No tiene que ser algo «nuevo» —explicó la Candidata con algo de impaciencia—. Puede ser algo que la gente no conozca, aunque para ustedes sea un refrito.

Montenegro planteó algo sin mucha convicción:

—Pues hay unos compromisos… —dijo mirando a su vicepresidente.

Wills torció la boca, escéptico.

—Sí, pero son de hace unos meses…

—¿Qué cosa? —presionó la Candidata.

El vicepresidente dio detalles:

—Pues que los fondos de pensiones aprobaron unos compromisos para hacer unas inversiones en fondos de infraestructura, como entre 4 y 5 billones, pero todavía no es una realidad.

La Candidata juntó las manos en señal de «aleluya».

—A eso me refiero con un «hecho político»… Es muy fácil, señores… Ustedes se inventan un evento y cuentan esto, como si fuera la gran cosa: «Queremos anunciarle al país que los fondos privados vamos a invertir tantos billones de pesos en estos proyectos de infraestructura. Son inversiones rentables, en beneficio de los afiliados, para que su ahorro pensional sea mucho mayor. Y aprovechamos para decirles que tenemos más inversiones andando, que son esta, esta y esta…  Los afiliados pueden estar tranquilos. Buenas noches y de nada».

Wills y Montenegro se consultaron con la mirada.

—Pues no estaríamos diciendo mentiras —admitió Wills.

—Es una gran oportunidad —insistió la Candidata—. Y ojo: hay que involucrar a Duque. Ustedes saben que en este país siempre le dan un cubrimiento especial al presidente de la República. Es un altavoz muy potente

Montenegro arqueó las cejas:

—¿El presidente?… No sé… Eso es pasar de un «hecho político» a un «protagonista político».

— El presidente no es un candidato —matizó ella—. El presidente es una institución. Yo no desaprovecharía el papayazo de hacerlo parte de este anuncio. No se me ocurre cómo podría salir mal.

***

Viernes 1º de abril de 2022

El sol es más seductor cuando la temperatura es refrescante. Por eso, en Bogotá, Nicolás Ulloa y Lorena Agudelo se dejaron seducir por el clima y se permitieron un cono con galleta en una banca del Parque de la 93, después de almorzar.

—Oiga, Nico… ¿Al fin qué? ¿Nos pasamos a Colpensiones?

—Ni locos. Pues… no todavía. El mismísimo Daniel Wills me lo explicó: lo ideal es ahorrar en el fondo privado, porque ahí esa platica renta un montón. Luego, faltando 10 años para pensionarnos, volvemos a revisar. Ahí es donde uno decide si se queda en el privado o se pasa al público, con todo y rendimientos.

—Wills es un buen tipo, ¿no? —indagó Lorena, saboreando su bola de pistacho.

—Sí… Me da un poco de pesar que la vayan a cagar… Pero bueno… el tipo es inteligente y joven. De hambre no se va a morir.

Un chat entró al celular de Nicolás. El asesor de la Candidata reprodujo en altavoz el mensaje que le envió Armando Benedetti, dueño de la agenda de Gustavo Petro: «Quiubo, llave… ¿Cómo va la vaina…? Mira… Ya mandamos a preguntar en la Secretaría General del Senado cómo es el procedimiento para que Gustavo renuncie a su curul… Esa vaina, te lo aseguro, de aquí a mañana está en un medio de comunicación. Te lo digo como que me llamo Armando Benedetti. Dura más una vacante en el Gobierno que un secreto en el Congreso».

Nicolás le hizo un gesto a Lorena, como de «qué tal el personaje este» y envió de vuelta otra nota de voz: «Perfecto, doctor Benedetti. Clave ahí que organicen tiempo, modo y lugar de la respuesta de Petro. Mi jefa dice que el mensaje claro e inequívoco es que él no renuncia porque la Fiscalía no le da garantías. Sencillito».

Lorena escupió su dosis de incredulidad:

—Yo no me imagino a Barbosa cayendo en esa provocación.

Nicolás lo meditó antes de replicar.

—Los políticos viven de la validación —dijo él—, de que les digan que son muy buenos y muy inteligentes y muy importantes. Eso lo logran con sus circulitos de asesores y empleados; gente que se convence a sí misma de que todo lo están haciendo muy bien, para justificar sus sueldos y sus pequeñas áreas de influencia. Pero el golpe de realidad lo dan las encuestas. Mira al presidente. Invamer dice que el 73 por ciento de la gente desaprueba su trabajo… Eso duele, así Hassan Nassar se la pase todo el día diciendo que su jefecito es lo máximo y que son el mejor Gobierno de la historia. Cuando los políticos son tan impopulares lo mejor que pueden hacer es casar peleas con otros políticos impopulares. 

—Sí, pero por pelear con Petro, lo que terminan haciendo es crecer a Petro. ¿Eso no les importa?

—Es que la lógica de ellos es otra: pelean con Petro para que Petro los crezca a ellos. Si Iván Duque se gradúa como jefe de debate de Gustavo Petro, eso le conviene a Petro, pero también le conviene a Duque. Lo mismo con el fiscal Barbosa. A él, que dizque está haciendo «la mejor Fiscalía de la historia», le tiene que doler que su institución esté más desprestigiada que la Registraduría. A Barbosita también le conviene ser jefe de debate de Petro, a ver si le da una vueltica a sus números.

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