Capítulo 5: Purga de «tibios»

Segunda temporada

Advertencia: ESTO ES FICCIÓN

Esta es una sátira sobre las relaciones de poder en Colombia, escrita en forma de novela. Y así como algunas películas advierten que su trama está «basada en hechos reales», esta es una novela basada en hechos actuales. En otras palabras: no se confunda. «La candidata presidencial» es una caricatura de la realidad, una parodia, un ejercicio de opinión y de imaginación del autor. Yo lo llamo ficción coyuntural.

Viernes 7 de mayo de 2021

El trote de la Candidata parecía más el de un militar que el de una corredora haciendo cardio. Sus pasos golpeaban como puños la pista en polvo de ladrillo del Parque Simón Bolívar: «Puf-puf-puf-puf…».

Venía escuchando un pódcast sobre la elección presidencial en Perú y sobre cómo el país se debatía entre dos extremos indeseables.

Se detuvo a los 51 minutos de trote. Se acercó jadeando a una banca. Allí la esperaba Lorena Agudelo, su asistente personal, «tullida» de frío. Eran las 6:51 de la mañana. La Candidata bebió un largo sorbo de agua, de una botella que le entregó Lorena, y esperó unos segundos para terminar de recuperar el aliento. Se quitó los audífonos y habló con los ojos cerrados:

—Qué envidia me da Perú.

Se secó el sudor con una toalla, que también le entregó Lorena, y continuó:

—Van a tener la segunda vuelta que yo me sueño. Pierden con cara y con sello. Acá, el único escenario nefasto al que puedo aspirar es uno en el que gane Petro.

A Lorena le extrañó esa afirmación  

—¿De verdad crees que Petro es «nefasto»?

—Es «nefasto» el escenario en el que gane, no tanto por él, sino por la reacción histérica del establecimiento. No lo van a dejar gobernar. Lo van a sabotear cada vez que mueva un meñique. Y como él tampoco es que se ayude mucho, ni es muy conciliador que digamos… van a ser cuatro años de pesadilla para todos… si gana… ojalá.

Lorena, que se había mantenido de brazos cruzados, para combatir infructuosamente el helaje, revisó en su celular la última encuesta de Invamer.

—¿Con ningún candidato de estos habría un escenario tan «nefasto»?

La Candidata miró la gráfica y no se pensó mucho la respuesta.

—Comparados con Petro, todos son unos «tibios». Mira a los candidatos de derecha… Marta Lucía, que va punteando… Pinzón, que va de último. Son casi «santistas» para el Centro Democrático. Ahí falta un loco, un bocón como Donald Trump que, así venga del establecimiento, sea lo suficientemente irresponsable para que rompa todo lo que haga falta.

Lorena volvió a abrigarse en vano con sus propios brazos. Después de un corto silencio, lanzó una idea que pronto se convertiría en plan.

—Y si los candidatos de la derecha nos parecen tan «tibios»… ¿por qué no los descabezamos… y, de paso, metemos un «loco»… un Donald Trump?

La Candidata se quedó mirando a Lorena con interés y con una expresión que cada vez matizaba menos; una atracción por aquella asesora que de vez en cuando la sorprendía con ideas inescrupulosas.

—¿Cuándo vence el plazo para que los funcionarios renuncien antes de inhabilitarse? —preguntó la Candidata.

—El 26.

La Candidata lo masticó un poco e imaginó un par de escenarios en su cabeza.

 —Podemos empezar sacando a dos de esa encuesta… y a uno que no está, pero que seguramente estaría… si lo dejamos.

—¿Quién?

—Otro «santista», al menos de apellido.

Lorena se burló.

—¿Pachito?… Nooo. No creo. Nada que ver.

—No subestimes a alguien que, a pesar de ser un Cantinflas, ha sido vicepresidente de Colombia, director de RCN Radio y embajador en Washington. A un Santos, por muy malo que sea, le va muy bien en este país. Y si ganó Duque… cómo no podría ganar Pachito, que tiene más hoja de vida.

«Eso es verdad», admitió Lorena con un gesto.

***

Jueves 13 de mayo de 2021

Marta Lucía Ramírez saboreó la idea, agarrando sin darse cuenta la medalla de la Virgen de Fátima que por esos días colgaba sobre su pecho.

 

 
 
 
 
 
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Su fe en aquella imagen la había metido en problemas, no solo porque le encomendaba sus decisiones políticas, sino porque se había atrevido a consagrar ante la Virgen al país entero. Exactamente un año atrás —otro 13 de mayo— la vicepresidenta le pidió ayuda a la sagrada María, a través de Twitter, «para frenar el avance» del coronavirus. A juzgar por los estragos del tercer pico de la pandemia, sus plegarias no fueron escuchadas. En cambio, quien sí oyó atentamente los ruegos de Marta Lucía fue la Corte Constitucional, no para cumplir sus peticiones, sino para reprenderla por violar la neutralidad religiosa, siendo ella una funcionaria de tan alto rango. 

La Candidata, sentada en una poltrona de la casa privada de la Vicepresidencia de la República, le dio un puntillazo a su argumento.

—A estas alturas, Marta Lucía, es más probable que te conviertas en presidenta reemplazando a Duque en este mandato, que sucediéndolo el otro año.

(Dándole «play» al siguiente video, se puede escuchar un muy breve e ilustrativo análisis de Héctor Riveros al respecto).

A la funcionaria le empezaba a parecer más atractiva la idea de quedarse y, en el peor de los casos, ostentar dos cargos. Eso era mejor que renunciar al privilegio de ser la primera vicepresidenta de la historia de Colombia, para luego correr el riesgo de no convertirse nunca en la primera presidenta en la historia de Colombia.

—Tampoco me siento cómoda diciéndole al presidente que me quedo, pero si me da la Cancillería —dijo amablemente Marta Lucía, no para rechazar la idea, sino con el ánimo de discutirla.

—No tienes que decirle nada a Duque —aclaró la Candidata—. Habla con Pastrana y que él se lo diga a Duque el sábado, como si fuera cosa suya… A propósito, dile a Pastrana que me gustaría verlo.

Marta Lucía miró a su jefa de gabinete, Juanita López Patrón.

—Eso sí se puede, ¿cierto?… que yo sea vicepresidenta y canciller.

—Lo puedo reconfirmar, vice, pero me parece que no tiene ningún problema.

La Candidata siguió oxigenando la hoguera:

—El país necesita más diplomáticos como tú, que tengan tacto. No como Pacho Santos. Cualquiera que sea el canciller, que nos haga el favor de cambiarlo… Eso sí, te lo ruego, si tú haces ese cambio, que sea después del 26. No queremos que termine siendo candidato del uribismo y ganando…

—¿Pacho?… Nooo. No creo. Nada que ver.

—No lo subestimes. Él fue vicepresidente de Uribe, reemplazó a Juan Gossaín en RCN y ahora es embajador de la representación más importante de Colombia en el exterior. Duque ganó con mucha menos trayectoria.

«Eso es verdad», reconoció Marta Lucía con un gesto.

***

Viernes 14 de mayo de 2021

Siempre que estuviera en Colombia, la agenda de Andrés Pastrana era bastante flexible. Los únicos inamovibles en su día a día eran el desayuno, el almuerzo y la comida. De resto, además de hablar por teléfono durante horas, dedicaba sus jornadas a planear sus próximos viajes.

 

 
 
 
 
 
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Por eso, no fue nada difícil que dispusiera de algunos minutos para recibir en su casa a una mujer que había sido parte de su gabinete.

—No tienes que ponerte corbata para verme —coqueteó la Candidata al saludarlo.  

—Jejeje… ¿Cómo es que dicen? Antes muerto que sencillo.

La Candidata lo dejó hablar, mostró profundo interés por sus historias con presidentes y expresidentes, se rió de todos sus chistes flojos y hasta fingió ternura cuando Pastrana le mostró unas fotos de su nieta. Aguantó con la paciencia de un pensionado haciendo fila. Finalmente, él llegó al tema que realmente le interesaba a ella.

—Mañana me veo con el presidente. Me imagino que sabías.

Le dijo, como sugiriendo que había sido idea de él, que iba a proponer a Marta Lucía Ramírez para la Cancillería. Incluso, usó el mismo argumento que la Candidata le había dado a la vicepresidenta el día anterior.

—En semejante coyuntura —dijo Pastrana—, Marta Lucía tiene más opciones de reemplazar a Duque en este Gobierno, que de sucederlo en el próximo.

—Es una jugada a tres bandas —celebró la Candidata, con una expresión algo exagerada—. Además, quedas tú con vicepresidenta y canciller.

—Jejejeje… A los expresidentes nos gusta tener cuotas —se jactó Pastrana.

—Cómo hace falta en este Gobierno un olfato como el tuyo. ¿Sabes?… Ahora que lo pienso… Serías de enorme ayuda como embajador en Washington.

La Candidata sabía que Pastrana prefería intrigar mucho y trabajar nada.

—Intuyo que me lo van a proponer. Pero a mí lo que me gusta es esto, mover fichas.


—Si has pensado que te lo van a ofrecer, y has pensado en decir «no», imagino que ya tienes un nombre para proponer.

—Jejeje. Tengo a alguien en mente, sí.

—¿Un nombramiento con malicia y a tres bandas?… Déjame adivinar…

—A ver…

—Vas a proponer a alguien que conozca Washington.

—Sí… 

—Que no empiece de cero la curva de aprendizaje en la embajada…

—Ajá…

—Es un nombre que, además, le duele a Santos…

Pastrana intentó disimular, dándole una larga chupada a un tabaco que acababa de prender, pero se le notó que la cosa no iba por ahí. La Candidata hizo como si nada:

—Apuesto a que estás pensando en Juan Carlos Pinzón… Te gusta mover fichas, pero también te gusta hacer travesuras y el nombramiento de Pinzón, en semejante cargo de este Gobierno, sería un puño en el estómago para Santos. Su familia entera lo detesta por desleal.

Pastrana mantuvo su esfuerzo para no parecer sorprendido con la idea.

—Jejejeje… Puede ser… Puede ser —dijo.

—Lo sabía… Es una jugada maestra… Ese cambio es necesario… y estarás de acuerdo conmigo en que a Pacho hay que sacarlo, pero después del 26, para que no tenga oportunidad de ser candidato a la Presidencia. ¿Te imaginas que termine siendo el candidato del uribismo?

—¿Pachito?… Nooo. No creo. Nada que ver.

—Yo no subestimaría a alguien que… En fin… Pues si ganó Duque… 

«Eso es verdad», aceptó Pastrana con un gesto.

***

Martes 18 de mayo de 2021

La Candidata compartió en voz alta, con Nicolás y con Lorena, un chat de Marta Lucía Ramírez: «Mañana lo hacemos oficial».

—Bueno… —dijo Lorena—. Una «tibia» menos en la baraja de candidatos de derecha. Digamos que después del 26, quitan a Pacho y ponen a Pinzón. Serían tres «tibios» menos. Quedan más por descabezar y, sobre todo, nos falta encontrar al «candidato loco».

La Candidata buscó en su celular y les envió un enlace. Era un tuit viejo sobre la famosa foto de María Fernanda Cabal con un tapabocas de apoyo a Donald Trump.

—María Fernanda no está loca —aclaró la Candidata—, pero sí es tan irresponsable como el loco de Trump. A mí, me encanta todo en ella: su rudeza, su intransigencia, la hostilidad de su voz… Tiene mucho que decir en esta coyuntura. Anoche se despachó contra Iván Duque. Yo creo que es hora de que Álvaro Uribe empiece a enamorarse de ella… Vamos a darles una mano con eso.

***

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