Capítulo 6: La derecha liberal

Segunda temporada

Tomada de Instagram.

Advertencia: ESTO ES FICCIÓN

Esta es una sátira sobre las relaciones de poder en Colombia, escrita en forma de novela. Y así como algunas películas advierten que su trama está «basada en hechos reales», esta es una novela basada en hechos actuales. En otras palabras: no se confunda. «La candidata presidencial» es una caricatura de la realidad, una parodia, un ejercicio de opinión y de imaginación del autor. Yo lo llamo ficción coyuntural.

Sábado 29 de mayo de 2021

Las puertas del ascensor se abrieron y la Candidata entró directamente al apartamento de María Fernanda Cabal. D’mar Córdoba, asesor de la senadora, se asomó y le habló con su voz de locutor antes de encerrarse de nuevo en el estudio:

—En un momento sale la senadora. Espérela, por favor, en esa sala, donde está el piano. Estamos grabando una cosita.

La Candidata avanzó un poco y luego se detuvo un par de segundos para intentar escuchar lo que Cabal decía en voz alta al otro lado de la pared; estaba leyendo el comunicado que el Centro Democrático había hecho público la noche anterior.

Repasó con interés algunos de los cuadros y miró de reojo la vista que daba al Colegio Jordán de Sajonia. También le dedicó un gesto despectivo a un vistoso retablo de la Inmaculada, bañado en una pátina dorada.

 

 
 
 
 
 
Ver esta publicación en Instagram
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

Una publicación compartida por María Fernanda Cabal 🇨🇴 (@mariafernandacabal)

Bajo la Virgen estaba el piano, un Neumann Hamburg oscuro y antiguo. Tan antiguo que fue construido cuando la luz eléctrica no estaba a un interruptor de distancia. Por eso, el piano disponía de un par de candelabros para iluminar con velas las partituras.

La Candidata levantó la tapa del teclado y ensayó algunas notas. Le sorprendió que estuviera afinado. Se animó a tomar asiento en el taburete circular y alistó los dedos. Antes de empezar, buscó con sus oídos la voz de María Fernanda Cabal y confirmó que ya no estaba hablando en voz alta desde el estudio. Comenzó entonces a interpretar «Preludio en mi menor», una composición triste y lúgubre de Frédéric Chopin; una pieza que el mismo músico polaco pidió tocar en su funeral.

Sin que ella se diera cuenta, el joven Juan José Lafaurie apareció en la sala. Fue atraído por la novedad de que alguien diferente a él tocara el piano.

La Candidata, que estaba pensando en su hijo, en el funeral de Camilo, se detuvo cuando sintió que estaba a dos acordes de que se le aguaran los ojos. Giró en el asiento y vio al hijo de María Fernanda Cabal observándola. Se quedó pasmada. Era joven y hermoso. Así es como la Candidata recordaba a su «niño».

—Siga, por favor. Estaba bien bonita esa interpretación —dijo el delfín.

La Candidata se recompuso pronto de la nostalgia y se puso de pie:

—Estoy un poco oxidada. El piano se conserva mejor que yo.

Juan José la vio levantarse y contempló la figura atlética de la Candidata, envuelta en un pantalón azul y una blusa blanca que dejaba descubiertos sus brazos marcados y que permitía imaginar su busto. Ahora, quien se quedó pasmado fue él. La mujer recordó entonces que el hijo de María Fernanda Cabal era como cualquier otro delfín, manso en presencia de personas poderosas, aunque tropelero frente a otros jóvenes derrotables; tímido y complaciente ante adultos atractivos, pero ligero y hostil en sus redes sociales, como lo demostró ante la foto de una modelo gorda y sin afeitar.

—Cuéntame una cosa… —pidió la Candidata—. ¿Eres tú el autor intelectual de la candidatura de tu mamá?

—Jaja… El que lo propuso primero fue Polo. Él lo escribió en un tuit y a mí me pareció muy buena idea. Es que… ¿tú la escuchaste en el debate de moción de censura? Sentí tanto orgullo que pensé que ella debía ser presidente de este país. La primera mujer presidente de este país.

María Fernanda Cabal interrumpió la conversación, acercándose a ellos:

—¿Y vos qué?… ¿Hace cuánto no nos vemos, ve?

—Eso pensaba mientras venía… La última vez que nos encontramos fue en un acto de campaña para la reelección de Uribe, en 2006… hace 15 años. Imagínate.

—Pero vos estás todavía más flaca. ¿Cómo hacés?

La Candidata, tras ver en vivo y en directo a María Fernanda Cabal, recordó lo que había escrito la novia de Juan José (es decir, la nuera de la senadora) sobre el cuerpo obeso de la modelo Ashley Graham, reclamando que la gente debía ejercitarse y comer bien, en vez de normalizar la gordura.

«No hay nada en el mundo más bocón que un postadolescente con redes sociales… Qué dirá de la suegra esa muchacha», pensó la Candidata, antes de revelar el «secreto» de su delgadez:

—Supongo que sirve hacer mucho ejercicio y alejarse de la política. Aunque a este jefe de debate tuyo lo veo muy ejercitado, pero también muy activo en la política.

Cabal miró a Juan José con una sonrisa de oreja a oreja y le pasó el brazo por detrás de la espalda:

—Juan me apoya muchísimo. Por eso es mi hijo favorito.

La Candidata, que ya sabía que María Fernanda era una mujer sumamente divertida y entretenida, disfrutó la franqueza de la senadora.

—No hay muchos padres que se atrevan a admitir que tienen un hijo favorito. Es verdad que dices «las cosas como son».

Juan José se animó a intervenir:

—Así somos los de «la verdadera derecha»: sin eufemismos.

—Pero bueno… —dijo la Candidata—. Explíquenme cómo puede ser uno de «verdadera derecha» y, al mismo tiempo, ser madre de esta generación que piensa tan diferente. No me vas a decir, María Fernanda, que tus hijos se aguantan el «gustico».

—Es que una cosa es ser de derecha y otra cosa es ser anticuado —contestó la senadora—. Pero sentémonos. No nos vamos a quedar aquí parados.

—¿Y tú qué dices, Juan José? ¿Te consideras de derecha? —preguntó la Candidata, sabiendo la respuesta y acomodándose en el sofá.

—Total. De derecha y conservador.

La Candidata compartió con ambos un gesto cómplice.

—Yo creo que tienen muchas posibilidades de llegar lejos en esta elección que viene. Pueden convocar a muchos jóvenes, jóvenes como Juan José, que no se identifican con el mamertismo, que creen en el orden, en las fuerzas armadas, en la propiedad privada, pero que también creen en muchas libertades individuales propias de esta generación. Corrígeme si me equivoco, María Fernanda, pero… intuyo que tienes una faceta liberal que la gente no se alcanza a imaginar.

(Dándole «play» al siguiente video se puede oír lo que dice María Fernanda Cabal sobre su «mentalidad liberal»).

María Fernanda se quedó viendo a la Candidata con suspicacia.

—¿Y vos por qué «intuyes» eso? —preguntó.

—Porque eres mamá de cuatro hijos, y de cuatro hijos que ya están bien grandes, que deben haberte enseñado mucho en estos años… Cuando uno es mamá de cuatro universos tan distintos… imagino que se empieza a pensar diferente sobre muchas cosas… sobre el derecho que tienen de amar a quien les dé la gana o… sobre el derecho a fumarse un porro de vez en cuando.

(En este video se puede constatar que Cabal no le ve «ningún misterio» a un joven que fume marihuana en la calle).

María Fernanda Cabal validó lo dicho por la Candidata: 

—Es que a uno la maternidad no lo vuelve mamerto, pero sí es verdad que lo hace a uno revaluar ciertos prejuicios sobre algunas decisiones que toman nuestros hijos.

—Exactamente —dijo con júbilo la Candidata—. Si me lo permites… creo que eso es algo que vale la pena que explotes en tu campaña. Los jóvenes pueden hacer realmente la diferencia en la elección del próximo año. Déjales saber lo que piensas sobre todos esos temas que son casi puntos de honor para la generación de Juan José. Vas a sorprender a más de uno.

(Aquí, lo que dice Cabal sobre el aborto).

—¿Y vos qué? —preguntó María Fernanda—. ¿Vos has pensado en lanzarte?

—Voy a corresponder tu franqueza. Voy a decirte «las cosas como son». Mi plan es ser candidata con la Coalición de la Esperanza…

—Ay, noooo. ¿Vos con esos mamertos agazapados? Qué pereza.

—Ellos necesitan una mujer en esa baraja de hombres y yo necesito una vitrina para volver a la política. Pero lo cierto es que los de centro no pintamos nada en esta elección. Esto se va a decidir entre Petro y «el que diga Uribe». Y creo que el único de Uribe que puede ganarle a Petro eres tú…

—¿Y por qué no hacés campaña desde la derecha? Te abrimos un cupito. Yo te ayudo. ¿No te gustaría?

—Lo que me gustaría, por lo pronto, es escuchar a Juan José en el piano. Me han contado que hace una interpretación maravillosa de «Ballade pour Adeline».

Juan José aceptó con timidez, pero sin dudarlo. Ya estaba acostumbrado a descrestar a las visitas con la «veintinúnica» pieza que se sabía de Richard Clayderman. La Candidata se acercó para grabarlo con su celular, mientras se regocijaba con la idea de una segunda vuelta presidencial entre dos populismos extremos y nefastos (para mayor contexto sobre su plan, lea aquí el capítulo 5). Pero luego, cuando Juan José empezó a interpretar la canción, en lo único que pudo pensar la Candidata fue en su hijo Camilo y en que él también pudo haber aprendido a tocar el piano.

***

Siga a La Candidata en Twitter: @LaCandidata

Para que esta historia siga viva, compártala.